En el rincón más silencioso del viejo bar, el tiempo parecía detenerse.
Un viejo poeta, melancólico y pensativo, tomaba lentamente su whisky mientras observaba con atención al invitado que tenía frente a él. No era un amigo común; era la representación viva del futuro: un robot dotado de inteligencia artificial.
Sobre la mesa descansaba un libro antiguo de poemas gastados, símbolo de experiencias pasadas, mientras que el reloj de pared marcaba cada segundo como testigo mudo del cambio inevitable. Pasado y futuro se encontraban frente a frente, preguntándose quién aprendería más del otro en esta silenciosa conversación.
Y tú, ¿qué conversación estás teniendo con el futuro de tu negocio?


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